Stop Art: ¿De dónde viene la idea de Pørtsik?
María Luisa: Julieth Morales trabaja desde su condición de mujer indígena misa. Entonces, su cuestionamiento viene desde la experiencia de dos tipos de opresión. Por un lado, ella es misa y vive en un área que es bastante racista. Tiene, como mujer indígena, esta experiencia del racismo muy presente. Por otro lado, es una mujer dentro de su comunidad.
S.A.: ¿De qué se tratan sus obras?
M.L.: Sus obras se basan mucho en una reformulación de los ritos tradicionales de su comunidad. Cada obra individual trata sobre la idea de su papel como individuo dentro de su comunidad y trata de cuestionarlo y de reivindicarse como mujer indígena. Habla mucho de cómo en su comunidad ella no es considerada indígena, en parte por su educación y también por algunos de los performances que son un poco provocadores respecto a las tradiciones. Trata mucho la idea de la construcción del papel de la mujer dentro de su comunidad. Esta serigrafía es de un performance que viene de unos ritos que se llaman las Mojigangas, en las que los hombres de cierta importancia se disfrazan de personajes diferentes. Lo que ella hace acá es que toma un personaje, que es la señorita, que es una mujer mestiza y una perezosa. Hay muchas connotaciones negativas en la forma en que en el ritual está construido. Supuestamente ella no puede participar en el ritual porque es una mujer y trata de reformularlo.
Este es una instalación y un performance. En el día de la inauguración, salió con estos tejidos, que son unos tejidos que nunca terminó, y al lado del pasto los deshacía. Viene de un ritual que es que cuando a las mujeres les llega la menstruación, la familia les construye una choza afuera y ellas tienen que quedarse en silencio tejiendo unos cinco días. La idea es que se deshacen de las energías negativas tejiendo y luego esos tejidos los botan al río. Ella está haciendo una acción diferente: destejer en vez de tejer.
Este que queda acá son 101 fotogramas de un performance que está basado en el Chumbe, que es algo que le hacen a los niños. Los envuelven para que crezcan derechos, para que crezcan bien, y ella está haciendo eso sobre su propio cuerpo. Obviamente ella ya es una mujer adulta. Entonces, está pensando en la idea de qué es crecer bien: ser un miembro de la sociedad, cómo uno tiene que ser dentro de la comunidad.
S.A.: ¿De qué se trata Por el ojo de una aguja?
M.L.: Luz Adriana hace performance y hace instalación. Trabaja mucho desde un contexto muy religioso y habla de la tradición católica y de cómo su cuerpo se ve restringido. En este video se está cosiendo en la caja y la instalación que tenemos acá también busca eso: incomodar al cuerpo de las personas.
S.A.: ¿Es importante el uso de los hilos?
M.L.: Trabaja desde la práctica de coser porque es cuna tradición en las artistas feministas, que reivindican los medios hechos a mano. También usa las hostias como un simbolismo del catolicismo.
S.A.: ¿Cómo se conectan las dos exposiciones?
M.L.: Yo creo que ambas curadurías están en diálogo por la idea de que existen fuerzas de la tradición, estas instituciones que de cierta forma moldean al individuo de manera opresiva.
