Texto: María Isabel Pachón

Nadie les enseñó a ser padres. Los culpamos de todo lo bueno y de todo lo malo que pasa en nuestra vida. Los subimos en un pedestal con la misma rapidez con la que los juzgamos. Dejan de ser los superhéroes de nuestra infancia para convertirse en los villanos de nuestra adolescencia. El domingo 19 de junio celebramos su día y en su honor STOP ART seleccionó ocho obras de arte que retratan la bella y, por qué no decirlo, muchas veces tormentosa relación entre padres e hijos.

 “La creación de Adán” , Miguel Ángel

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En un fresco que se encuentra en el techo de la Capilla Sixtina, Miguel Ángel, representa el episodio bíblico del Génesis en el que Dios le da vida a Adán, el primero de todos los hombres. Tras haber creado la luz, el agua, el fuego, la tierra, las plantas y a todos los animales, Dios decide crear a un ser a su imagen y semejanza, decide crearse de nuevo a sí mismo. Como todos los padres, Dios pretende que su hijo sea igual a él y Adán, como todos los hijos, termina decepcionando a su padre (al comerse la manzana del pecado).

“Saturno devorando a un hijo”, Goya

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En la mitología romana Saturno, Dios de la cosecha, se come a sus hijos recién nacidos para poder mantenerse en el poder. El cuadro de Goya representa una rivalidad entre padre e hijo que Freud atribuiría a la figuración de una impotencia sexual. De acuerdo con Freud, el hijo tiene el deseo inconsciente de mantener una relación sexual con su madre y, para esto, debe eliminar al padre. En este caso, es Saturno quien devora a sus hijos antes de ser eliminado por ellos. Esta rivalidad también puede entenderse como una tensión entre el futuro y el pasado. Saturno es el emblema del tiempo, es representado como un anciano con una larga barba blanca, simboliza lo más antiguo. Lo nuevo, representado por los hijos, amenaza la permanencia de lo antiguo.

“Dad’s, coming”, Winslow Homer

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Hacía lo posible por esperarlo despierto. El sonido de su moto me anunciaba su llegada y yo me escondía detrás de la puerta para asustarlo cuando entrara. El artista estadunidense Winslow Homer retrata esa escena eterna de la espera a un padre. Mientras que la madre carga al hijo menor, el hijo mayor mira hacía al horizonte esperando a que su padre, un pescador, llegue después de un largo día de trabajo.

“Breaking home ties”, Norman Rockwell

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Normalmente cuando hablamos de romper el cordón umbilical nos referimos a las madres. Sin embargo, a los padres también les cuesta dejar ir a sus hijos. En “Breaking home ties”, su obra más famosa, Norman Rockell retrata la escena de un padre acompañando a su hijo a esperar impacientemente el tren que lo va a llevar hacía la universidad. En esta obra Rockell pretende representar ese vacío que sienten los padres cuando sus hijos se van por primera vez de la casa.

“El retorno del hijo pródigo”, Rembrandt

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Así como nos vamos casi siempre volvemos y, sin importar los errores que hayamos cometido, ni cuantos años tengamos, los padres nos vuelven a recibir con los brazos abiertos. El cuadro de Rembrandt se basa en la parábola del hijo pródigo de la Biblia. Muestra el momento en el que el padre, con un gesto amoroso y casi protector, recibe a su hijo arrepentido.


“Pedrito”, Fernando Botero.
 
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Dicen que no hay dolor más grande que la muerte de un hijo. El artista colombiano Fernando Botero le dedica esta obra a su hijo Pedro, que murió en un accidente de transito cuando tenía cuatro años.

Juan Carlos Delgado

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Nuestros padres son nuestra guía, nuestro ejemplo a seguir. La imagen central de este díptico del artista colombiano Juan Carlos Delgado es el venado que es, en algunas culturas, un símbolo de líder espiritual.

“Retrato de Johann Harms”, Egon Schiele

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Nuestro padre no es el único padre que tenemos que felicitar este domingo. También tenemos que felicitar al padre de nuestra pareja. Aunque no siempre no la llevemos bien con nuestro suegro, tenemos que agradecerle por haber traído al mundo al amor de nuestra vida. Si tenemos suerte no la llevamos tan bien con él como se la llevaba el artista austriaco Egon Schiele, quien le hizo este retrato a su suegro Johann Harms en 1916.

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