«Mi carrera como artista empezó con una exploración de la forma y los materiales antes que del concepto hasta que un día llegó a mis manos un molde de una vagina que me dio un conocido porque a él se la había regalado su ex-novia y dijo –Por favor haz algo con eso–. Durante mucho tiempo lo tuve en mi estudio sin saber qué hacer con ese objeto hasta que leí «La mancha humana» de Philip Roth en el que hablan del vestido de Mónica Lewinsky. Creo que ella no lo guardó para inculparlo a él, sino como una muestra de su amor. Entendí lo que significaba la vagina. Era una reliquia de amor. Las reliquias son objetos que guardamos como tesoros, casi como guardamos el amor en sí mismo. Ahí empezó todo.
Lo siguiente que hice fue poner un aviso en el periódico, pidiéndole a las personas que mandaran reliquias de sus amores pasados. Lo puse en un periódico de circulación nacional. Creí que iban a llegar muchas, pero no llegó ninguna. Eso me enseñó la importancia que tienen para cada persona.
Así que inicié una recopilación un poco más persona a persona y le tomé fotos a las reliquias. La primera exposición que hice de ellas fue de su registro fotográfico y comenzaron a pasar una serie de cosas muy interesantes, me di cuenta por ejemplo que en igual proporción tenían hombres y mujeres reliquias.
Con una primera recopilación de 51 reliquias prestadas, participé en el salón regional de artistas en el Museo efímero del olvido que se realizó en la Universidad Nacional. Ahí hubo una primera quema,recuerdo que ese día diluvió en toda la ciudad excepto en la Universidad. Luego llegó la nominación al premio Luis Caballero, en donde presenté mesas de reliquias en el MamBo y al final quemé 110 reliquias. Quemarlas fue un acto poderoso. Creo que los amores deberían ser como los lugares a donde uno va a vacaciones. Desde el principio entender que es un sitio donde se van a aprender cosas, se disfruta, pero que se acaba. Debería ser algo que ya no retorna si te desprendes.
Esa quema de reliquias la registré y es lo que se ve en la la exposición que se hizo en el espacio de bodegaje «Snap storage». En principio estaba pensado otra obra, pero cuando entré aquí y vi las bodegas, lo asocié con los mecanismos que tiene la memoria para guardar recuerdos del amor. Escogí 6 reliquias y su proceso de quema para mostrarlas a través del mapping en una exposición interactiva que emula el espacio del MamBo.»

Exposición Self Storage de la artista Adriana Marmorek
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