Fotos: Natalie Sánchez – Edición: Natalia Forero
El título de la exposición BAJA RESOLUCIÓN de Bernardo Ortiz en la galería Casas Riegner apunta a la naturaleza específica de una imagen y a los detalles finitos que contiene; los pixeles que conforman una imagen en baja resolución y su imprecisión es lo que le interesa al artista.
La exposición reúne obras pictóricas en varios formato; las piezas, difíciles de capturar con la cámara generan cierta incomodidad puesto que Ortiz interviene los soportes de fomas mínimas estableciendo una relación de alguna forma irritante entre el formato y los medios; por ejemplo al dibujar líneas muy delgadas sobre lienzos.
Todas estas estrategias plantean preguntas acerca de ese territorio denominado «superficie» y se combinan con el interés del artista por la pintura abstracta. Con ellas logra tres momentos a la hora de ver sus obras: un primer tiempo en el que el espectador ve de lejos las obras y no logra entender del todo. En un segundo momento, los detalles indefinidos de la pieza invitan a acercarse hasta casi tocarlas y una vez se ha visto cuáles tramas secretas las componen, en un tercer tiempo las sombras y texturas adquieren sentido una vez que se vuelven a ver desde lejos.
Así Ortiz logra un efecto óptico, una atención sostenida para las piezas, logra que la sala con las mismas obras se vea radicalmente diferente según cuánto tiempo les dedique el espectador. En una época donde creemos que lo entendemos al instante, estas piezas sólo se vuelven mansas cuando nos acercamos a ellas.