La historia del arte colombiano se puede rastrear hasta la época colonial; desde la Real Audiencia hasta los años de La Violencia, nuestros artistas han retratado nuestra condición humana como territorio, como pueblo o como conjunto de símbolos y representaciones que nos han acompañado en el transcurso de acontecimientos pretéritos. Generaciones enteras de movimientos de artistas colombianos se abanderaron cada uno por diferentes causas correspondientes a sus tiempos. El arte, sin importar el lugar de su natividad, responda a una serie de demandas objetivas y subjetivas de un individuo frente al universo, con forma de sociedad, en el que se ve inmerso. Muchos de ellos, distintos en su procesos creativos y con distintas formaciones, crearon ese diálogo entre sus tiempos, con los que ya pasaron, y con los nuestros. La maqueta de todo su argot, si bien obedece a las casi infinitas combinaciones que le confieren a sus conceptos, son producto no solamente de que sean artistas para el mismo arte, sino también por aquellos colores con los que, de una manera u otra, dibujaron la superficie del lienzo. Aquellos colores pertenecientes exclusivamente a nuestra cultura e historia.

 

La exposición 75/50 años de conexiones es una conmemoración al inicio de la colección de arte del padre Rafael García Herreros, conocido por ser el creador de la fundación Minuto de Dios, en la galería de arte del Centro Colombo americano. Gracias a la iniciativa del Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá, se ha iniciado un proceso de digitalización lo que permitirá ampliar la audiencia con acceso a la obra.

 

 

Marco Ospina. 1971, «Sombras de la Sabana de Bogotá»

Pionero de la abstracción en Colombia que evidencia elementos tradicionales de la figuración a la abstracción. ¿El Picasso colombiano?

 

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Luciano Jaramillo. 1977 «Verano»

Exponente de la ola figurativa de los años 60 en Colombia. Se caracteriza por su desbordante uso del color

 

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Raúl Marroquín. 1969 «Con cualquier fondo podemos sentarnos»

En su obras pictóricas incluye elementos propios de un lenguaje audiovisual como por ejemplo el desenfoque, anticipando lo que será su trabajo en video.

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Leopoldo Richter. 1965. «La familia»

Maestro de las superficies planas, propias del cubismo y del arte africano

 

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Luis Acuña. 1963. «Las bañistas»

Con pinceladas heredadas del puntillismo, Luis reemplaza el rojo por el negro.

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Carlos Correa 1955. «Crucifixión nuclear»

La fabricación de esta apocalíptica escena se sitúa al finalizar la Segunda Guerra mundial cuando la amenaza nuclear se convirtió en una gran preocupación de la civilización; nunca ante la humanidad se había sentido tan vulnerable frente a uno de sus descubrimientos.

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Luis Caballero. 1966 «Las bañistas»

Con estas figuras Caballero da cuenta de las nuevas relaciones humanas derivadas de la ansiedad y el malestar, como lo expresó Marcuse al calificar esta época como «el final de la civilización represiva del eros»

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Santiago Cárdenas. 1965 «Supermercado en la Séptima»

Una instantánea cotidiana que retrata la consolidación de la clase media colombiana durante los 60’s y 70’s en la que tener un auto pasó de ser un lujo a una necesidad

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Antonio Grass. 1972 «Escudo para un misterio»

Parte de su trabajo más interesante es el que hace con esta serie de pinturas en las que evidencia el C¡componente investigativo del diseño y la expresión plástica de las culturas aborígenes.

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