¡Canta, oh musa, la vida de tus artistas!
Al cine le debemos, su logro de capturar movimiento por medio de una secuencia de imágenes en alta velocidad. Con ello, se han podido crear metrajes que se valen tanto de la ficción como de la realidad.
Hay veces que la vida de alguien es suficiente material para hacer esa historia; el género biográfico se vale del compendio de estudios que se ha hecho sobre esa persona, tanto de su vida profesional como íntima. En el caso de la biografía de un artista, resulta imposible hablar de su vida sin hablar de su obra, como tampoco podemos hablar de su obra sin referirnos al tiempo en el que vivió.
Stop Art se preocupa por ello y trae su top 5 de películas biográficas de artistas que, valiéndose de un gran trabajo actoral y de una excelente reconstrucción de la historia y de los hechos, retratan casi que la totalidad de la dimensión del personaje como hombre, como mujer y como humano, y sobre todo, el papel que jugaron sus musas en su arte:
Klimt de Raúl Ruiz (2006)
Protagonizada por John Malkovich, la película narra la vida del pintor simbolista Gustav Klimt desde la perspectiva del mismo artista, quien se enfrenta a su ya cercana muerte a causa de neumonía. Las visiones premortuorias de Klimt sobre su vida y trabajo son recapituladas en fugaces secuencias sin un orden cronológico estricto; es un recorrido por el proceso creativo detrás de sus mejores cuadros y por sus amistades más íntimas que dieron sentido a sus trabajos más emblemáticos. La historia del arte de Klimt es una que no se puede contar sin la persistente presencia de sus musas, y esta película no se queda corta respecto a ello.
Los fantasmas de Goya de Miloš Forman (2006)
La obra de Francisco de Goya y Lucientes cobra otro significado mediante esta historia que combina hechos reales y ficticios. En «Los fantasmas de Goya» Natalie Portman y Javier Bardem, actúan como dos personajes ficticios ajenos a la realidad histórica de los hechos, retratan las diferentes perspectivas que se tenían del arte del tan afamado pintor interpretado por Stellan Skarsgård; tanto por el lado de los aristócratas, de la realeza española como de la Inquisición. La obra de Goya, como bien lo presenta el largometraje, fue una que se alimentó del horroroso teatro de la realidad que se montó en sus tiempos.
Séraphine de Martin Provost (2008)
La historia de Séraphine Louis (Yolande Moreau), pintora autodidacta francesa de gran genialidad desconocida a quien se le atribuye las primeras muestras de arte naïf. Su historia, meticulosamente recreada de la forma más legítima posible, nos ubica en su descubrimiento por parte de un coleccionista de arte alemán, quien la conoció como una mujer de mediana edad sobreviviendo como empleada de una familia. Su talento escondido resultó ser una colección de cuadros de su propia autoría, tan hermosos que parecían hechos por la mano de un artista profesional. Lastimosamente pasó la mayor parte de la segunda mitad de su vida presa de varios episodios de esquizofrenia, depresión y alucinaciones que consumaron su alma hasta morir abandonada y sin reconocimiento alguno en un sanatorio mental.
Renoir de Gilles Bourdos (2012)
El film narra los últimos años de Pierre-Auguste Renoir, padre y cabeza de familia de toda una familia de artistas, quien vive retirado en su finca recordando sus viejos días dorados. Gracias a la visita de Andrée Heuschling, gran admiradora del pintor impresionista, tanto Renoir como su hijo, el futuro director de cine Jean Renoir, recobran ambos el sentido artístico de su existencia. Hessling se volvería la última modelo y musa del anciano pintor, como también la amante y futura esposa de su hijo. La historia se desenvuelve en las tempranas décadas del siglo XX, donde seguimos las perspectivas de los dos Renoir y de Heuschling presenciando la llegada de la Primera Guerra Mundial mientras sobreviven a los varios dramas cotidianos de la familia.
Egon Schiele: Tod und Mädchen de Dieter Berner (2016)
El pintor austriaco pionero del expresionismo y gran paladín del arte erótico es retratado en sus días más eufóricos. El joven arista, discípulo de Klimt, se bate por encontrar su más grande inspiración, la cual encuentra en la belleza de la sexualidad femenina. Desde una vida de desenfreno, polémica y libido, el arte de Schiele florece a través de sus musas que guían tanto su deseo carnal como su espíritu. Vemos en Egon Schiele el nacimiento de su estilo tan particular y de sus temáticas tan indecorosas que, censuradas y amadas por muchos, reflejaban la lección más importante del precoz artista: el triunfo del amor sobre la vida y la muerte.