Ella despertó a las 9:30 de la mañana de un jueves muy soleado (de esos que no abundan mucho en Bogotá) pensando que su día sería igual de monótono a todos los demás. Aunque tiene 140 años recién cumplidos y la experiencia que eso significa, Takashi, de ojos café claro, hija de French Poodle y Schnauzer se equivocaría.
Sale como todos los días de mi cama, va al patio a estirarse mientras me preparo para llevarla a un lugar muy diferente a los que ella acostumbra visitar sin que ella sepa.
A las 9:50 Takashi empieza a sospechar: su sesión de belleza se prolonga más de lo normal y sabe que cuando le aplican talcos y la peinan pasan dos cosas: o está cumpliendo años o la van a llevar al veterinario.
Según la creencia popular por cada año humano que tiene un perro, corresponde a 7 años de perro. Eso quiere decir que mi mascota que tiene 20 años en este planeta viviendo conmigo, tiene 140 años en edad perruna; una situación muy longeva considerando que camina, corre, salta, oye y ve perfectamente; una salud impecable que muchas personas envidian.
Como no tiene reparos a la hora de ir al baño (ninguna anciana de 140 años los tiene) sorprendida ante tanto misterio, decide hacer sus necesidades (de las de recoger con bolsa) en pleno paradero esperando el bus. Una pequeña venganza porque no le pregunté primero si quería acompañarme al trabajo.
Durante todo el camino se asomó por la ventana con ojos los brillantes de una curiosidad singular en ella. Llegamos al lugar esperado la galería Beta, cuyos visitantes no sólo son humanos; este espacio 100% Pet Friendly incluso tiene a su propia mascota, Francis Bacon, un perro muy famoso en el circuito de arte en el barrio San Felipe.
Haciendo honor a lo que significa su nombre japonés en español: felicidad, Takashi tan pronto como entró se veía emocionada con los olores, las texturas, las formas. Como toda una “canina artística” hizo su propia curaduría y decidió que sus piezas favoritas fueron las del Proyecto Z, un colectivo de grafitis. Se quedó sin ladridos ante un retablo de Toxicómano y sacó la lengua cuando vió el mundo submarino del artista Pez.
Viendo la exposición “Otras especies, otros aparatos”, batió la cola con dicha porque algunas piezas, puestas en el suelo y a su alcance la hicieron sentir como en casa, el artista Freddy Saúl Serrano aumentó el encanto de un lugar público en el que no se discrimina la presencia de animales haciendo una exposición que pudo explorar sin que la cargaran y sin collar.
Actuó con naturalidad durante la sesión de fotos y videos, una muy buena embajadora del mensaje que las galerías Pet Friendly son un espacio importante de tolerancia.
Luego de tantas emociones (tal vez el día más agitado de su vida), Takashi regreso a casa tan cansada como sorprendida por haber visitado un lugar que en sus 20 años de vida no hubiese pensado que podía conocer.